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sábado, 11 de julio de 2015

Hoy es mi día, el día del baterísta

Empiezo a escribir esto y se me llenan los ojos de lágrimas.
Estoy escuchando un documental que Dave Grohl hizo sobre John Bonham. Y por qué se me llenan los ojos de lagrimas? porque me acuerdo perfectamente el día que mi amigo Martín me dijo "a vos te gusta el rock, nunca escuchaste Zeppelin?" y la verdad que no, yo venia cegado con los Beatles y el Brit Pop hasta grande. El día que escuché Led Zeppelin fue una experiencia inexplicable. Fue como si me estuviera escuchando tocar a mi mismo, o por lo menos, estaba cien por ciento de acuerdo con todo lo que este loco hacía. Y lo hacía perfecto, siempre a tempo, con la intensidad justa. Eso fue lo que diferenció a "Bonzo" de los demás baterístas de rock de la época. Keith Moon tocaba demasiado fuerte, Ginger Baker tocaba demasiado bien, Mitch Mitchell tocaba demasiado jazz. Éste tocaba perfecto para la banda que tenía, era el corazón, la definición de baterísta de rock, Y eso para mi, fue una revelación, me puso en cuenta de que nunca me tengo que olvidar de que soy baterísta. Y que nunca lo tengo que dejar, mas allá de que toque la guitarra y me guste cantar. Yo tengo el ritmo en la sangre y este tipo me lo recordó para siempre.

Yo tuve mi primer y único kit a los 13, creo. Mi viejo toca la guitarra y siempre trató de enseñarme sin éxito. No es que trataba de enseñarme pero era el instrumento que había en la casa. Para mi , eran demasiadas cuerdas, entonces pensé que un bajo era una buena idea. Así que para algún cumpleaños, me regalaron uno. Toqué un tiempo y después me aburrí. Hasta que me di cuenta que lo que yo quería era pegarle a algo.
Hice la clásica de las ollas un par de veces hasta que un día, fuimos a jugar un partido de pool con mi viejo y apostamos una batería. Claro, gané. Gané mi independencia.

Mi adolescencia la pasé con mis dos hermanas y mi vieja. Mis viejos se habían divorciado hacía rato y para mi no era fácil convivir con 3 mujeres a esa edad. Era un ambiente muy femenino y poco musical. Por eso, cuando conseguí mi batería, logré armarme mi mundo en mi cuarto y ya no salir mas de ahí. Mi cuarto era muy chico, pero era mio! así que a mi viejo se le ocurrió subir la cama bien alto y ahí se armó. Tocaba todo lo que podía, solo, con mi primo Dami, con mi amigo Javier, con quien quisiera. Y así arrancó la historia del rock que me dio muchas alegrías, amigos que conservo hasta el día de hoy y la razón de mi vida en general.

El baterísta es un ser especial. Es un tipo salvaje para afuera pero muy sensible para adentro. 
Es un tipo que tiene un dominio especial de su cerebro. Es muy inteligente. Puede dividir su cuerpo en 4 sin preguntárselo. Es un tipo que tiene que bancarse mucho, es el que mas bultos tiene que cargar, el que primero tiene que armar, el que baja del escenario último, una hora después de que terminó el show. Varias veces se tiene que bancar tocar con una batería que no es de él o la del boliche que esta cagada a palos. A mi me ha pasado mucho y lo de definí alguna vez como "tratar de tener relaciones sexuales con un pene que no es el tuyo" La relación del baterísta con su instrumento es muy especial, porque no solo lo tocamos, sino que también lo mantenemos permanentemente. El baterísta es mecánico, se tiene que dar mucha maña con tornillos y tuercas. Sin embargo se banca todos esos garrones porque tocar la batería lo lleva a ese lugar que solo él sabe. Y que yo les puedo tratar de describir acá.

Hay un momento cuando estas tocando la batería que el groove te lleva puesto y vos ya no estas tocando mas. Ese momento en que no sentís ninguna parte del cuerpo, solo sentís que hay un ritmo que te está atravesando y que te está llevando solo y si te pones a pensar que sos vos, que son tus brazos y tus pies los que están creando eso, te caes. Y tenes que volver a empezar, porque la práctica de la batería es aprender a llegar a ese estado y no caerse nunca. Por eso para mi, los mejores bateristas, no son los que mas meten, los efectistas, si no por el contrario, son los que son capaces de cabalgar el ritmo a la perfección, por ahí ni siquiera tocando mucho, solo marcando y colgado del groove. Y ese estado, es una especie de orgasmo eterno, que nunca llega al éxtasis. Es algo que le pertenece al espíritu que llevamos dentro en conexión con el tiempo y el universo. Nuestro cuerpo, es solo el medio para crearlo.

Feliz día a todos mis colegas baterístas y a todos aquellos que nos saben entender.


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